Dislexia: Entendiendo el desafío para transformar el aprendizaje
- Angela de Filippo Hernandez

- 14 ago
- 2 Min. de lectura
Cuando escuchamos la palabra dislexia, muchas personas piensan únicamente en “dificultad para leer” o “confundir letras”. Sin embargo, la dislexia es mucho más que eso: es una dificultad específica de aprendizaje que afecta cómo el cerebro procesa el lenguaje escrito y hablado. Comprenderla a fondo es el primer paso para ayudar a un niño a desarrollar su máximo potencial.

¿Qué es realmente la dislexia?
La dislexia es un trastorno del aprendizaje de origen neurobiológico. Esto significa que el cerebro de una persona con dislexia procesa la información de manera diferente. No está relacionada con la inteligencia: un niño con dislexia puede ser brillante, creativo y tener habilidades excepcionales en otras áreas.
Las personas con dislexia suelen tener dificultades para:
Reconocer y recordar las letras y sus sonidos.
Combinar sonidos para formar palabras (decodificación).
Leer con fluidez y precisión.
Ortografía y escritura coherente.

Signos tempranos que los padres deben observar
Detectar la dislexia lo antes posible marca una gran diferencia. Algunos signos comunes incluyen:
Dificultad para aprender rimas o canciones.
Retraso en aprender el abecedario.
Confusión frecuente entre letras que suenan o se ven parecidas (b/d, p/q).
Lentitud al aprender palabras de uso frecuente.
Evitar actividades que impliquen leer o escribir.

El impacto emocional y académico
Más allá de la lectura, la dislexia puede afectar la autoestima y la motivación. Un niño que constantemente se esfuerza sin ver resultados puede sentir frustración o creer que “no es inteligente”.Por eso, la intervención adecuada no solo enseña habilidades de lectura, sino que también construye confianza y fortalece la resiliencia del niño.

Cómo se interviene: el enfoque multisensorial
Uno de los métodos más efectivos para trabajar con dislexia es el enfoque multisensorial, como el método Orton-Gillingham. Este enfoque enseña a través de la vista, el oído, el tacto y el movimiento, permitiendo que la información se grabe más profundamente en la memoria.
Ejemplos de estrategias multisensoriales:
Visual: ver letras y palabras mientras se leen en voz alta.
Auditivo: escuchar y repetir sonidos.
Táctil: trazar letras en arena o plastilina.
Cinestésico: usar movimientos corporales para asociar sonidos y letras.
En nuestro Programa, aplicamos todas estas estrategias multisensoriales de forma estructurada, con sesiones diarias adaptadas a cada niño.
La buena noticia: se puede aprender a leer con éxito
La dislexia no desaparece, pero con intervención estructurada, sistemática y frecuente, los estudiantes pueden alcanzar la lectura y escritura funcionales e incluso sobresalientes. El apoyo temprano, la paciencia y las estrategias adecuadas son la clave.
Conclusión
La dislexia no define el futuro de un niño. Con un diagnóstico temprano, un plan de intervención apropiado y el acompañamiento de profesionales capacitados, los estudiantes con dislexia pueden no solo aprender a leer, sino también descubrir y potenciar sus talentos.
📌 Mensaje para los padres: Si sospechas que tu hijo/a puede tener dislexia, busca una evaluación y empieza la intervención lo antes posible. Tu apoyo y acción temprana pueden cambiar su vida.
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